El Patriarca Pierbattista Pizzaballa entra solemnemente al Santo Sepulcro

By: Saher Kawas/ LPJ - Published: December 17 Thu, 2020

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Jerusalén - El viernes 4 de diciembre 2020, Su Beatitud Pierbattista Pizzaballa ingresó de forma oficial y solemnemente en la Catedral del Santo Sepulcro y tomó posesión de su Sede como Patriarca Latino de Jerusalén. Como ha sucedido con otras importantes celebraciones religiosas en este año 2020, la entrada del patriarca a su Catedral fue limitado a un pequeño numero de participantes y oficiales a causa de lo que podría llegar a ser la tercera onda de COVID-19 que golpea al país.

La ceremonia comenzó al igual que cualquier otra entrada patriarcal, en el Patriarcado Latino de Jerusalén. En procesión, por la ruta usual hacia el Santo Sepulcro, el Patriarca iba acompañado por el clero y el pueblo laico. Ellos bajaban por las calles de la Ciudad Antigua de Jerusalén mientras que el Patriarca bendecía al pueblo ubicado a los costados del camino.

Una vez que llegaron a la entrada del Santo Sepulcro, Su Beatitud fue acogida por los tres representantes y guardianes de la Catedral: los Franciscanos, los Griegos Ortodoxos, y las Iglesias Armenias, como también por el guardián de las llaves del Santo Sepulcro. Él Patriarca entró por la puerta de la Catedral y procedió a besar la Piedra de la Unción y a bendecir a los fieles con agua bendita. Cerca de la piedra, fue bienvenido por el Padre Francesco Patton, Custodio de la Tierra Santa. Doce años atrás, el Patriarca Pizzaballa era aquel que estaba de pie como Custodio, dando la bienvenida al Patriarca Fouad Twal durante su ingreso solemne.

Supremacía del Señor crucificado y resucitado

En su discurso de bienvenida, el Padre Francesco Patton recalcó la supremacía del Señor crucificado y resucitado para demoler el muro de enemistad entre los pueblos de la Tierra Santa, de las diferentes religiones y entre los mismos cristianos. También habló de la esperanza que el nuevo Patriarca necesita sacar del Santo Sepulcro en medio de los problemas de este tiempo.

Tampoco olvidó mencionar la disponibilidad de la Custodia, con su “internacionalidad”, para colaborar con él en servir a la iglesia local, de forma que ambos puedan ser un “signo de la nueva humanidad reconciliada en la Sangre de Cristo, en su muerte y resurrección”.

Después de la bienvenida del Custodio, el Patriarca entró y oró íntimamente dentro de la Tumba de Jesús mientras que el pueblo entonaba el Te Deum. Después de la proclamación del Evangelio por el Custodio, se leyó la Bula Papal del nombramiento de Su Beatitud como Patriarca Latino de Jerusalén, en latín por el Arzobispo Leopoldo Girelli y en árabe por el Padre Ibrahim Shomali. Después el Obispo Marcuzzo, a nombre del Colegio de Consultores y de toda la familia del Patriarcado Latino, dio una cálida bienvenida junto a su famoso “Mabruk” (Felicitaciones) con el cual se hizo conocido en Jerusalén. Finalmente le entregó el báculo pastoral al nuevo pastor de la diócesis de Jerusalén.

El Santo Sepulcro y las limitaciones humanas

No sin razón la Basílica del Santo Sepulcro es elegida para los ingresos de los nuevos patriarcas. “No existe inicio, ni iniciativa eclesial, ni proyecto que pueda existir fuera de la experiencia pascual”, dijo el Patriarca Pizzaballa. El Santo Sepulcro, como dijo el Custodio en su mensaje de bienvenida, es “el lugar donde esta la muerte, pero también la maduración de la fe”.

El Patriarca Pizzaballa no es nuevo en los ingresos del Santo Sepulcro. Cuatro años atrás, el volvió a la catedral para iniciar un nuevo servicio a la Iglesia de Dios como Administrador Apostólico del Patriarcado Latino. “Aquellos fueron años intensos y difíciles, pero también ricos de experiencias maravillosas”, dijo su Beatitud.

Hoy, el Patriarca Pizzaballa inicia un nuevo camino eclesial en la Iglesia de Jerusalén agradeciendo la fidelidad de Dios durante los años pasados. No obstante, no se olvida de dar una mirada a su vulnerabilidad para recordarnos de sus propios temores y limitaciones. En su discurso de ingreso dijo, “no puedo si no experimentar sensaciones de temor frente a una misión que excede mis capacidades. Pero acepto esta nueva obediencia, la cual deseo cumplir con alegría. Es ciertamente una cruz que lleva fruto de salvación cada vez que se abraza con alegría”.

Uno puede leer casi lo mismo en su primer mensaje a la diócesis en 2016, en el inicio de su primera misión cuando Papa Francisco lo eligió Administrador Apostólico, en la cual el dijo: “no oculto que me sorprendió esta petición, conociendo mis limitaciones personales y objetivas. Por lo tanto, podrán imaginarse mi inquietud y preocupación por la tarea que se me ha encomendado”. Y desde ese momento, el tema de la limitación humana se repitió en sus meditaciones semanales, homilías y discursos, y la esencialidad de la obediencia a Dios. Por una parte, señala que, aunque si no tiene el “don de lenguas”, asegura a los fieles su sincero deseo de llegar a los corazones de todos.

Al terminar la ceremonia, el nuevo patriarca impartió su bendición y después volvió a la Con-catedral del Patriarcado para una breve ceremonia donde saludo a los fieles, presbíteros del Patriarcado Latino, Párrocos, y representantes de comunidades religiosas de hombres y mujeres, antes de recitar la oración de Nuestra Señora de Palestina.