Mensaje para la XXXI Jornada Mundial del Enfermo

By: lpj.org - Published: February 03 Fri, 2023

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"Cuida de él": La compasión como ejercicio sinodal de curación

Con ocasión de la XXXI Jornada Mundial del Enfermo (11 de febrero de 2023), acogemos la invitación del Papa Francisco en su mensaje relacionado: "A través de la experiencia de la fragilidad y la enfermedad, podemos aprender a caminar juntos en el estilo de Dios de proximidad, compasión y ternura".

La cercanía, la compasión y la ternura son valores que todos deseamos, disfrutamos y apreciamos.

La llamada que se nos hace es a dar a los demás, a través de nuestra propia implicación, estos valores y a experimentar que sólo dando podemos saborear de verdad lo que son la proximidad, la compasión y la ternura.

Proponemos visitar a una persona que esté enferma o pase por un momento de sufrimiento particular. Es cierto que algunos de nuestros vecinos se encuentran en esta situación. Visitarlos, conocerlos personalmente, es el primer paso para avanzar juntos.

Antes de realizar la visita, nos prepararemos con un momento de silencio prolongado, con recogimiento, a solas, reflexionando y orando, pensando en cómo actuaremos, movidos por la compasión y la ternura, durante la visita.

Con discreción y gran delicadeza, podemos preguntarles si hay algún servicio que podamos hacer por ellos: del tipo de ordenar la casa, hacer la compra o cualquier otra cosa que concrete nuestro deseo de hacerles el bien que compartimos.

Proponemos hacer juntos una pequeña reflexión sobre la vida en general y, en particular, sobre la mejor manera de vivir el difícil momento del sufrimiento.

Si compartimos la fe cristiana, podemos leer con ellos el Evangelio de Lucas: la historia del buen samaritano (Lc 10, 29-37) o simplemente recordar los acontecimientos significativos de este Evangelio y las enseñanzas que de él se desprenden. Si la mención explícita del texto sagrado no es apropiada, podemos compartir nuestras experiencias y esperanzas, realidades vividas que nos hacen sentir unidos, reunidos en el mismo camino de la vida.

Antes de leer el Evangelio, encendamos una vela, acompañando este gesto con el canto del Aleluya.

Podemos leer entonces esta parte del mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial del Enfermo 2023 como un breve comentario:

"Cuida de él" (Lc 10,35) es la recomendación del samaritano al posadero. Jesús nos lo repite también a cada uno de nosotros, y al final nos exhorta: "Id y haced vosotros lo mismo". Como señalé en la Encíclica "Fratelli Tutti", la parábola nos muestra con qué iniciativas se puede reconstruir una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen suya la fragilidad de los demás, que no permiten la construcción de una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos, que levantan y rehabilitan al hombre caído, para que el bien sea común" (n. 67). De hecho, "fuimos creados para la plenitud que sólo puede alcanzarse en el amor. Vivir en la indiferencia ante el dolor no es una opción, es decir, una elección posible" (n. 68).

Es importante que después de la lectura haya un tiempo de diálogo, donde la persona enferma o que sufre pueda expresarse libremente, sentirse escuchada y acogida. Son palabras de compasión para nosotros, que nos ayudan a ser humildes y solidarios, protagonistas juntos de un camino compartido.

Abramos el espacio de nuestro encuentro a los ausentes, a los que reconocemos especialmente necesitados de cercanía, compasión y ternura. Expresemos espontáneamente nuestra oración, aunque sólo sea mencionando el nombre de estas personas o aludiendo discretamente a su situación.

El canto del Padre Nuestro concluye nuestro momento de oración, haciendo que nuestra mirada y nuestro deseo de bien sean verdaderamente universales.

Intentemos encontrar una posible continuidad a esta marca de atención a los demás, expresada durante la visita. Procuremos que no se quede en un simple episodio, significativo pero aislado, en nuestro itinerario de fe.

La Jornada Mundial del Enfermo tiene un final, pero nuestro camino de vida, a realizar juntos, con proximidad, compasión y ternura, no termina nunca.

Obreros silenciosos de la Cruz