El martes 26 de agosto de 2025, Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, presidió una solemne celebración eucarística en el Monasterio del Carmelo en Belén. La liturgia conmemoró el 150 aniversario de la fundación del Monasterio por Santa María de Jesús Crucificado (Mariam Baouardy) y el 10º aniversario de su canonización.
En el seno de este histórico Monasterio, clérigos, frailes carmelitas, miembros de la Tercera Orden del Carmelo y fieles de toda Tierra Santa, especialmente de Ibilin, el pueblo natal de la Santa, se reunieron para conmemorar la fundación de este lugar sagrado.
La liturgia fue concelebrada por Mons. William Shomali, Vicario General, Mons. Rafiq Nahra, Vicario Patriarcal en Galilea, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo y el Obispo Ilario Antoniazzi, junto con numerosos sacerdotes. Entre los presentes se encontraban el Sr. Nicolas Kassianides, Cónsul General de Francia en Jerusalén, y el Sr. Maher Canawati, Alcalde de Belén.

En su homilía, el Cardenal Pizzaballa destacó que Santa María sigue inspirando y atrayendo corazones de todo el mundo, especialmente de Belén, la ciudad que alimentó su vocación espiritual. Aunque dejó este mundo a la temprana edad de 33 años, dejó un profundo legado espiritual, cumpliendo la llamada de Dios en su vida. Vivió tiempos de guerra, pobreza y dificultades, sin embargo, nunca permitió que estas realidades obstaculizaran su misión.
El Patriarca recordó que Dios era el centro y la primera preocupación de su vida. Su celo ardiente que no la dejó descansar hasta que cumplió su vocación al servicio de la Iglesia. Llamó a los fieles a aprender de su ejemplo al poner a Dios en primer lugar y no dejar que los problemas del mundo obstaculizaran su relación con Dios. "Su fe era profunda e inquebrantable, pero no se separaba de la realidad", observó. Se preocupó por la Iglesia universal y local, y en sus extensos viajes discernió que la voluntad de Dios para ella era arraigar su misión en su patria, Tierra Santa, y no en otro lugar. Gracias a su obediencia, cumplió la voluntad de Dios: "Allí, dio un nuevo impulso a la vida consagrada y contribuyó al florecimiento de comunidades e instituciones religiosas que pusieron a Dios en el centro".
El Cardenal subrayó que Santa Mariam comprendió el verdadero propósito de la Iglesia: "Que Dios debe estar en el centro". Sin Dios, dijo, "no puede haber esperanza, ni fraternidad, ni vida verdadera dentro de la Iglesia".
"De su ejemplo", concluyó el Patriarca, "también nosotros estamos llamados a fijar nuestra mirada en Dios, a unirnos a Su voluntad y a convertirnos en hijos de Dios que construyen y actúan según el Evangelio. Así, crecemos en unidad de mente y corazón, y donde se encuentra la verdadera unidad, allí Dios mismo está presente en medio de nosotros".

Testimonios de los Fieles
Los testimonios de los fieles precedieron a la celebración, mientras los fieles relataban cómo la Santa y su Monasterio continúan moldeando e inspirando sus vidas espirituales.
La Sra. Zein Slebi testificó: "Este monasterio es verdaderamente una casa de las maravillas del Espíritu Santo. Ha sido el medio de mi salvación. Como la misma Santa Mariam describió, es una casa de alegría y paz. Aquí fui atraída más cerca de la gracia de Dios, aprendiendo humildad y entrega. Cada visita me ha traído una nueva revelación y me ha guiado en los caminos del Señor".
Desde Ibiline, un participante compartió: "Vinimos a celebrar a la hija de nuestro pueblo. Su vida nos fortalece y percibimos el aroma de su santidad entre nosotros. Hoy damos gracias a Dios por esta Santa y buscamos su intercesión en nuestra peregrinación terrenal."
Marina, miembro de la Tercera Orden del Carmelo, dio su testimonio: "Fue mi hija quien me trajo aquí al monasterio durante una enfermedad. Gracias a las reliquias de la Santa, recibí la sanación. Desde ese día, me uní a la Tercera Orden, viviendo como laica en la espiritualidad de Santa Mariam."
Hoy, el Monasterio del Carmelo de Belén sigue siendo lo que Santa Mariam imaginó: un lugar donde los fieles locales encuentran con Dios en el silencio y la oración, un refugio de esperanza y gracia.
Al concluir la Misa, el P. Antoine Douaihy anunció la publicación de la primera traducción al árabe de los escritos espirituales de la Santa, titulada "La Pequeña Nada". Estas meditaciones, originalmente compuestas en obediencia a su director espiritual en Mangalore, India, en 1871, antes de su profesión religiosa, ahora hablan directamente al pueblo de su patria en su propio idioma.

El Carmelo de Belén: El Cumplimiento de una Visión Divina
Santa Mariam Baouardy recibió inspiración divina para fundar un Monasterio carmelita en Tierra Santa. Eligió un lugar en la colina conocida como "Colina de David", con vistas a Belén, símbolo del linaje real de Cristo. Imaginó el Monasterio en forma de torre, recordando la "Torre de David" y la "Torre de Marfil" de la Virgen María, como signo de perseverancia espiritual.
En 1875, lideró a un grupo de monjas desde Francia hasta Belén, colocando la primera piedra el 24 de marzo de 1876. El monasterio fue inaugurado en noviembre de ese año, y su iglesia fue completada y consagrada en 1892.
Mientras supervisaba la construcción del Monasterio, Mariam sufrió una grave caída que le llevó a la muerte el 26 de agosto de 1878, a la edad de 32 años. Fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II en 1983 y canonizada en Roma por el Papa Francisco el 17 de mayo de 2015.




