Prot. N. (1) 681/2023
Queridos hermanos en el Señor
Tierra Santa, y Jerusalén en particular, ha sido siempre tierra de acogida para sacerdotes, religiosos y religiosas que -como muchos otros peregrinos- permanecen en la diócesis para períodos de oración, retiro, estudio o periodos sabáticos, con el fin de recuperar sus energías físicas y espirituales y redescubrir su espíritu religioso y sacerdotal.
Este es un servicio precioso que la Iglesia madre de Jerusalén se complace en ofrecer especialmente a los numerosos sacerdotes procedentes de todo el mundo. La presencia de diversas casas religiosas y de acogida, institutos bíblicos y teológicos y diversos centros de formación permanente, son verdaderamente un servicio valioso que nuestra Iglesia ofrece a muchas personas. Estoy particularmente agradecido por ello, y ésta es una ocasión para dar las gracias a quienes prestan servicio en este ámbito.
Por tanto, es necesario, que, en este servicio tan valioso, que deseo continuar, se adopten también en nuestra diócesis reglas que están vigentes en todo el mundo y que os pido que acojáis con espíritu eclesial de cooperación.
1. A partir de hoy, los sacerdotes o religiosos diocesanos que no tengan su propio Ordinario religioso en el territorio de la diócesis del Patriarcado Latino de Jerusalén y que, por cualquier motivo, permanezcan en la diócesis más de tres meses, independientemente de la orden religiosa que los acoja o del lugar donde se alojen, tendrán que pedir autorización al Patriarca, como Ordinario del lugar, para ejercer su ministerio.
2. Los sacerdotes que ya se encuentren en la diócesis, pero que no dispongan de la necesaria autorización por escrito, deberán solicitarla antes del 20 de septiembre del año en curso.
3. Para obtener esta autorización, deberán presentar una carta de su Obispo o de su ordinario en la que conste que han sido enviados a vivir a Tierra Santa con el consentimiento de éste y que no existe ninguna censura contra ellos. La carta del Ordinario debe ser dirigida al Patriarca.
4. No es suficiente una carta del anfitrión o del director de la casa local. Es necesaria una carta del Obispo o, en el caso de un religioso, de su Ordinario.
5. Los casos especiales, antes de ser aceptados, deben obtener el acuerdo del Patriarca.
6. Los centros de estudios que normalmente acojan a sacerdotes estudiantes también deberán presentar una carta dirigida al Patriarca de la misma manera para cada residente, que se enviará a la Cancillería.
7. Las solicitudes y los consentimientos correspondientes sólo podrán darse por escrito. Las autorizaciones dadas anteriormente de forma oral ya no son válidas.
Soy consciente de que esto puede parecer un paso burocrático más, pero estoy seguro de que todos comprenden que hoy es cada vez más necesario actuar con transparencia y cooperación, para evitar problemas de cualquier tipo, de modo que el encuentro con un sacerdote sea siempre, especialmente en la Ciudad Santa, un momento de gracia y consuelo.
Esperamos que estas normas, dictadas por la prudencia pastoral, contribuyan al espíritu de acogida fraterna que caracteriza a nuestra Diócesis.
En Cristo,
Jerusalén, 21 de junio de 2023
† Pierbattista Pizzaballa
Patriarca Latino de Jerusalén