Deir Rafat, 18 de octubre de 2025 — El Vicariato de Santiago para los católicos de habla hebrea y la Secretaría General para la Juventud en Galilea organizaron una jornada de retiro espiritual para los jóvenes, celebrado bajo el tema "Sé feliz" en el Santuario de Nuestra Señora en Deir Rafat.
El encuentro congregó a jóvenes católicos de más de nueve parroquias de Galilea y Jerusalén para una jornada de oración, reflexión y compañerismo, que culminó con una alegre celebración de la Eucaristía presidida por Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén y concelebrada con Mons. Rafiq Nahra, Vicario Patriarcal de Galilea, el P. Piotr Żelazko, Vicario Patriarcal para el Vicariato de Santiago y el P. Ramez Twal, Capellán General de la Juventud en Galilea.
Una Peregrinación del Corazón
La jornada se desarrolló como una experiencia de peregrinación única. Los jóvenes comenzaron su camino recibiendo la bendición sacerdotal, que simbolizaba su disposición a encontrarse con Dios. Después, crearon coloridas pulseras de la amistad inspiradas en el versículo de Eclesiastés 4,12: "Donde uno solo puede ser vencido, dos juntos pueden resistir. Una cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente".
En otro momento de reflexión, cada participante dibujó un símbolo de esperanza en una roca, un recordatorio de su confianza en Cristo, la roca eterna. Más tarde, recibieron una carta titulada "Lentamente", que narraba la historia de un joven que emprendía una peregrinación interior en medio del dolor de la guerra y la incertidumbre. La carta los invitó a redescubrir la esperanza a través de las palabras de San Pablo:
"Alegraos siempre en el Señor ... Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". (Filipenses 4,4–9)
Antes de la celebración de la Misa, se animó a los jóvenes a acercarse al Sacramento de la Reconciliación. Varios sacerdotes estuvieron
disponibles para escuchar confesiones, recordando a los jóvenes que la misericordia de Dios los encuentra siempre que se acercan a Él con confianza.
"La Unidad en Cristo es Nuestra Vocación"
En su homilía, el Cardenal Pizzaballa habló de la unidad como la vocación central de la Iglesia en Tierra Santa, especialmente en estos tiempos difíciles marcados por la división y el sufrimiento.
"Su encuentro de hoy", dijo, "aunque planeado hace mucho tiempo y retrasado por la guerra, es una encarnación de nuestra vocación diocesana: la unidad en Jesucristo".
"Tal vez tengamos muchas diferencias entre nosotros", dijo, "pero no sé qué nos une más que Jesucristo. Gracias a Él, podemos superar nuestras diferencias y diversidades y encontrar un terreno común, no solo en nuestra humanidad sino también en nuestra fe, que da plenitud a nuestra humanidad. Lo que creemos, nuestro concepto de Dios, da forma a nuestra forma de pensar y actuar. Lo que estamos haciendo aquí es muy importante en estos tiempos difíciles como Iglesia. Cada uno vosotros, vive esta dificultad en su propio contexto social, político y religioso. Sin embargo, gracias a Jesucristo, mantenemos vivo este deseo de unidad, buscando un camino diferente. La fe cristiana es un estilo de vida, una forma de ser. No se trata solo de lo que hacemos, sino de cómo lo hacemos, cómo expresamos lo que tenemos en nuestros corazones".
Les recordó que la unidad comienza dentro de la misma Iglesia:
"No podemos pedir unidad entre diferentes Iglesias cuando nosotros mismos no nos esforzamos por ser uno en Jesús. Debemos amarnos los unos a los otros por nuestras diferencias; si todos fuéramos iguales, la vida sería muy aburrida".
El Patriarca continuó reflexionando sobre el significado de la divina providencia:
"Para los que creen, no estamos aquí, en esta tierra, por casualidad, sino por providencia. Jesús quiere que Su comunidad, Su Iglesia,
muestre lo que significa pertenecer a Él. Podemos afrontar dificultades, pero como hemos recibido el amor de Dios, no podemos guardarlo para nosotros mismos. El amor florece solo cuando se da libremente a los demás, cuando el otro se vuelve tan importante para mí como yo lo soy para mí mismo."
"La Felicidad de las Bienaventuranzas"
Reflexionando sobre el tema del día, Su Beatitud se dirigió al Evangelio de la viuda persistente y a las Bienaventuranzas.
"El Evangelio de hoy trata sobre la viuda, no sobre el juez", explicó, "para destacar su fe ante el mal. La felicidad, a la luz de las Bienaventuranzas, significa más que ser bienaventurados: significa que son felices los pobres de espíritu, los mansos, los perseguidos, los que trabajan por la paz. Son felices no porque vean resultados — la mayoría de las veces no lo hacemos — sino porque dan a los demás lo que han recibido. Cuando compartimos lo que hemos recibido de Dios, la felicidad se vuelve completa. La bondad se vuelve maravillosa cuando se comparte."
Los invitó a compartir su sufrimiento con los demás, lo que les traerá felicidad: "Porque encontrarán a alguien dispuesto a acogerlos en sus dificultades y compartirlas con vosotros".
Invitó a los jóvenes a perseverar en la fe: "Al igual que la viuda que siguió pidiendo justicia sin cesar, vosotros también debéis permanecer firmes. ¿Cuántas veces le hemos preguntado a Dios: '¿Hasta cuándo? '¿En estos días? La viuda tenía un juez con quien hablar, pero nosotros tenemos a Jesucristo. Mantengan el canal de comunicación abierto a través de la oración, incluso cuando no entiendan".
Refiriéndose a la historia de Juan el Bautista, Su Beatitud recordó a los jóvenes que la fe incluye momentos de duda e incapacidad para entender la lógica de Dios:
"Cuando Juan el Bautista vio a Jesús actuando contra las expectativas sociales — comiendo con pecadores y sanando en sábado — comenzó a cuestionar si Jesús era aquel que esperaban. Sin embargo, no se
guardó sus dudas; envió a sus discípulos a preguntar. A veces no entendemos lo que Dios está haciendo, pero lo importante es mantener abierto el diálogo con Él. Llegará un momento en que lo entenderemos."
Concluyó su homilía con palabras de esperanza: "Aunque somos un pequeño remanente, podemos marcar la diferencia."
Un Testigo de Esperanza
Al final de la Misa, los jóvenes elevaron sus oraciones por la unidad de la Iglesia y para que puedan ser testigos de la luz en Tierra Santa.
María, representante de Relaciones Públicas de la Juventud en Galilea, explicó el significado de la jornada:
"Después de la guerra, muchos de nuestros jóvenes estaban cansados y necesitaban renovación espiritual. Esta jornada les ha ofrecido la oportunidad de conocer a otros jóvenes de diferentes lugares y culturas — católicos de habla árabe y hebrea — y redescubrir la alegría de pertenecer a una sola Iglesia. Vinieron con corazones abiertos, dispuestos a dar, compartir y recibir. A través del diálogo y el encuentro, descubrieron la riqueza de la diversidad de la Iglesia en esta tierra."
Añadió: "Esperamos ofrecer al mundo una imagen verdadera de los cristianos en Tierra Santa, una Iglesia joven y unida que vive, cree y espera aquí."
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